Dicen de mí

Evaluación de pares

Tuve la fortuna de compartir varias clases con Salomé Herrón

Tuve la fortuna de compartir varias clases con Salomé Herrón, Salito, y de acompañarla en momentos muy especiales de su camino artístico. La primera vez que coincidimos fue en Técnica de Ballet. Recuerdo verla tan calladita, tan tímida con una energía muy sutil… pero con una fortaleza interna que se sentía a la distancia. Aunque era una técnica que no dominaba aún, se enfrentó a cada clase con valentía, con paciencia, y con unas ganas profundas de aprender. Esa
resiliencia tan suya, esa forma de seguir intentando incluso cuando cuesta es algo que verdaderamente admiro en ella. Ella siempre se mantuvo firme, constante, con disciplina, lo cual permitió que su evolución en Técnica fuera notoria.

Más adelante, tuve la alegría de verla en una muestra de Técnica de Clown, y ahí fue como ver otra Salito. Se transformó, se soltó, y mostró una faceta inesperada, hermosa. Verla pasar de bailarina delicada a una payasa auténtica y adorable fue para mí un momento de revelación. En esa muestra pude ver otra gama de sus talentos: su espontaneidad, su carisma, su capacidad actoral y sobre todo esa chispa natural que tiene conectar con el público, para hacer reír, para actuar con verdad, y para conmover desde el corazón.

También compartimos el Laboratorio de improvisación, y fue otra etapa mágica. Al principio la notaba aún en su mundo, tímida, reservada. Pero cuando se entregó a la exploración, poco a poco se fue soltando. Y cuando lo hizo, brilló. Se entregó al juego, al momento, a la escena sin texto, sin estructuras. Recuerdo algunas de sus improvisaciones en colectivo, era un gozo verla, tan auténtica, tan divertida, tan metida en su danza. En ese espacio, vi como Salito estaba en la búsqueda de su danza, su forma, su voz. Vi una Salito que estaba empezando a encontrarse a sí misma a través del arte, y fue un proceso hermoso.

Más adelante, tuve el honor de ser su productora en el ensamble ‘En La Raya’, dirigido por Jorge Mario Escobar. Aunque su papel fue secundario, lo abrazó con tanta dedicación que terminó robándose las miradas. Lo estudió, lo habitó y se transformó en escena. De un personaje compartido entre tres personas, ella logró brillar con luz propia, supo transformar lo que tenía en oro escénico. Eso habla de su entrega, de su compromiso y de su talento. Salito es una artista interdisciplinar: baila, actúa… y además canta con una voz que acaricia el alma. Cada vez que la escucho, siento que se abre una ventanita a algo muy profundo, muy sincero. Tiene un don, una luz, un algo especial que no se puede explicar pero que se siente cada vez que canta.

CAMILA SALAMANCA

ESTUDIANTE DE ARTES ESCÉNICAS

A ti, Salito, te deseo todo lo lindo que la vida artística tiene para ofrecerte. Que sigas creciendo, explorando, confiando en tu proceso, en tu talento y en todo lo que eres capaz de crear.
Aprovecha tu potencial al máximo, porque el mundo necesita más artistas como tú: valientes, sensibles y auténticas. Gracias por permitirme acompañarte en tu proceso, por inspirarme y por recordarme que el arte es, sobre todo, una forma de resistencia y amor.

He sido testigo del crecimiento integral

A lo largo del tiempo que he compartido con mi compañera Salomé Herrón en nuestra formación en artes escénicas, he sido testigo del crecimiento integral que ha experimentado tanto en su dimensión artística como en su desarrollo profesional. Hemos coincidido en múltiples espacios de aprendizaje como Técnica básica de jazz, Técnica básica de somática del oriente, Ensamble de diseño para la escena, Laboratorio de diseño para la escena, Técnica básica de clown, Ensamble de creación interdisciplinar y Ensamble de iluminación, entre otras materias. En cada una de estas experiencias académicas y prácticas, Salomé ha demostrado ser una artista en constante evolución, destacándose por su entrega, compromiso y claridad en sus propósitos.

Desde el inicio, fue evidente su pasión por el canto, una habilidad que no ha relegado en ningún momento de su proceso formativo, sino que ha fortalecido paralelamente al estudio de la danza y la actuación. Esta capacidad para mantener viva su esencia como cantante, al mismo tiempo que profundiza en otras disciplinas escénicas, refleja una visión artística amplia, integral y profundamente conectada con sus intereses personales. Su esfuerzo por entrelazar estas áreas no ha sido superficial; ha implicado trabajo constante, investigación, práctica y una disposición constante al riesgo creativo.

Salomé es una persona dedicada y disciplinada. Su presencia en los ensayos, clases y procesos colaborativos siempre ha sido coherente con una ética de trabajo admirable. Se entrega por completo a cada ejercicio, escena, montaje o proceso de creación, aún en momentos de dificultad física o emocional. He presenciado cómo ha continuado trabajando incluso cuando su cuerpo o su mente están en el límite, lo que evidencia no solo su fuerza de voluntad, sino también la importancia que le da a su formación y su vocación como artista escénica.

Además de su talento, Salomé se destaca por su actitud profesional. Siempre se muestra segura de sí misma, con una claridad notable en cuanto a lo que quiere lograr en su carrera. Tiene un pensamiento emprendedor que se manifiesta en su capacidad para generar ideas, buscar oportunidades y mantener una visión a futuro sobre su rol como creadora.

En las clases de diseño para la escena noté como se despertó otra habilidad escondida que tenía y era la plástica, observé la artista interdisciplinar en la que se estaba convirtiendo, mezclando la practica escénica con el arte manual. Salomé no se limita a cumplir con lo técnico; busca narrativas, experimenta con lo simbólico y se arriesga a mezclar lenguajes. Esta habilidad de articular diferentes áreas del arte escénico demuestra un nivel de madurez artística que no se encuentra con facilidad. Su crecimiento no ha sido lineal ni cómodo, pero sí constante, valiente y comprometido.

IRIS MAHECHA

ESTUDIANTE DE ARTES ESCÉNICAS

En conclusión, el proceso de Salomé Herrón en la carrera de Artes Escénicas ha sido admirable. Su crecimiento como artista, el fortalecimiento de su identidad profesional, su dedicación incansable y su visión clara de futuro la convierten en una creadora integral, con una trayectoria que ya empieza a dejar huella. Estoy segura de que, si continúa con esta fuerza, sensibilidad y coherencia, su camino en las artes será profundo, potente y transformador, ella ya está brillando y mi deseo es seguir viéndola brillar, cautivando a su público en los escenarios más grandes del mundo.

Evaluación docente

La experiencia es nuestra gran maestra

En los siguientes párrafos me dispongo a dar una apreciación parcial sobre el proceso de aprendizaje de Salomé, con quien particularmente me encontré en el Laboratorio de Improvisación en Danza del programa de artes escénicas en los años 2023 y 2024. Valoración que toma en cuenta por un lado el marco académico del programa y, por otro, el proceso parcial del que pude ser testigo y orientadora dos veces en el laboratorio mencionado.

Teniendo en cuenta que la improvisación, junto con los estudios del performances y la somática constituyen los ejes orientadores del programa y, que, a su vez se comprenden como el entramado de la experiencia subjetiva, las prácticas incorporadas y el conocimiento situado y colectivo, la apertura a la que invita la improvisación es precisamente a habitar el espacio/tiempo real (aquí y ahora) en constante diálogo con la pluralidad sensorial, material, imaginativa, cinética, que puebla nuestras experiencias con la danza. Y, en este sentido, el laboratorio de improvisación en danza, constantemente teje relaciones con las tecnologías de movimiento (técnicas) que lxs estudiantes incorporan, con las estructuras y poéticas del espacio y del tiempo, que se investigan desde su localidad y duración; y finalmente, con la presencia que emerge al momento de prestar atención a nuestra condición de ser seres relacionales, tejidos a un entorno, a un otrx y a un entramado social, sensorial, estético particular.

Esta introducción tiene el propósito de situar allí la valoración de Salomé, durante los dos períodos en los que participó del Laboratorio de Improvisación en danza.

Lo primero que debo decir, es que me sorprendió su presencia por segunda vez en el laboratorio. La sorpresa se debió a tener muy presente lo difícil que fue para Salomé disponerse a las pautas y a las propuestas de improvisación que estaban convocando a la atención profunda con el otrx. Su primera experiencia en el laboratorio tuvo un derrotero muy claro que pongo en valor y que está relacionado con las marcas que cargan muchas veces nuestros cuerpos. Salomé en este sentido, tuvo la valentía de sostener(se) una investigación incómoda, compleja para ella; y, sin embargo, poco a poco fue permitiendo(se) ampliar el rango de percepción y de experimentación frente a dicha incomodidad. Por ello, verla por segunda vez en el laboratorio, me permitió identificar que, en cierto sentido, su primer paso por el laboratorio le había generado una apertura, una inquietud que ella insistía en amplificar y profundizar. Celebro en este sentido, su insistencia y su disposición a experimentar con lo difícil, con lo que particularmente se le presentó como poco accesible y posible de experimentar.

Sin embargo, y teniendo presente las dos experiencias, encuentro necesario decir que su presencia no fue constante y por lo tanto, poco rigurosa con lo que la improvisación le pudo brindar. Su segundo paso, que se abría como posibilidad y oportunidad de profundizar, estuvo ausente de compromiso, creando en mi valoración del momento preguntas en torno a su énfasis en danza debido a la poca visibilidad de su proceso y a una cierta comodidad (conformidad) que afectó el proceso individual pero también colectivo.

IRIS MAHECHA

Profesora de Planta Temporal. Artes Escénicas.

En este momento de culminación de su proceso académico invito mucho a Salomé a que tome con mayor seriedad el conocimiento y la experiencia de la improvisación, de la danza, de las artes escénicas. La experiencia es nuestra gran maestra; de ella, que nunca es individual, aprendemos y actualizamos nuestros conocimientos, nuestras posiciones y tenemos la oportunidad de hacerle preguntas a nuestro campo de
percepción, a nuestro contexto, a nuestra propia práctica.

Salomé, ahora que sales de la universidad ha integrarte al campo profesional de las artes escénicas, te invito a que tomes en valor y con entero compromiso, cada pequeña experiencia que tengas la oportunidad de compartir con otrxs. Es allí, en la insistencia, en el respeto por nuestro oficio que, y en el encuentro con otrxs, activamos nuestras agencia artística de cara a los desafíos que nuestro presente nos pone. ¡Buen mar para lo que en adelante sigue para ti!