Voces de un Silencio Roto: Un Diálogo No Dicho

Escribir esta carta fue un proceso muy intenso para mí. Mientras lo hacía, sentí cómo mi cuerpo reaccionaba de muchas formas. Al principio, tenía una presión en el pecho y un nudo en la garganta, como si esas emociones atrapadas desde mi infancia quisieran salir. Cada palabra que escribía traía recuerdos que había guardado en silencio, pero al darles voz, empecé a sentir una especie de alivio. Fue como si, al escribir todo lo que nunca había dicho, mi cuerpo finalmente pudiera soltar un peso que llevaba por mucho tiempo.
Aunque esta carta nunca fue entregada, escribirla me permitió liberar muchas cosas que estaban estancadas en mí. Recordar esos momentos difíciles no fue fácil, pero al ponerlos en palabras sentí que algo dentro de mí se aflojaba. Fue como si esas emociones que antes me oprimían ahora tuvieran un espacio para salir y ser vistas. Terminar la carta me dejó una sensación de calma, como si hubiera soltado una carga pesada que no sabía cuánto me afectaba. Ahora siento que puedo ver mi relación con mi madre desde otro lugar, con más claridad y menos dolor. Escribir fue una manera de sanar y de darme permiso para sentir y liberar todo lo que había guardado en mi cuerpo por tanto tiempo.
Querida Madre,
Hoy necesito expresar lo que sentí después de visitar una exposición que me impactó profundamente, reflejaba nuestra propia historia… Aunque sé que las relación normalmente tienen altibajos, esta experiencia me llevó a reflexionar sobre nuestro pasado y nuestra relación actual de una manera que debo compartir contigo, aunque las palabras puedan ser duras, siento necesario expresarlas.
A medida que recorría la exposición, no pude evitar recordar momentos de mi infancia y adolescencia. La exposición estaba diseñada de manera inquietante. Desde el momento en que entré, fui recibida por un video que mostraba incendios forestales arrasando con la naturaleza. Las llamas danzaban en la pantalla mientras los altavoces emitían sonidos ensordecedores de revolución. Las imágenes me llevaron de regreso a momentos en los que sentía que mi mundo se estaba desmoronando, recordando cómo tu ira y tus palabras abrasadoras me consumían, al igual que el fuego en la pantalla.
Luego, avanzando en la exposición, encontré una serie de cartas y no pude evitar sentir que algunas de ellas eran un eco de las lágrimas que derramé en silencio cuando me sentía indefensa frente a tus acciones. Eran el desgarro de las palabras que escribí a modo de desahogo y sentía que mi ser estaba siendo despojado lentamente.
Una parte especialmente perturbadora de la exposición presentaba la disecación de animales. Las imágenes mostraban criaturas en poses antinaturales, fijadas en el tiempo de una manera que las hacía parecer muertas en vida. Esto me recordó cómo a veces me sentía atrapada en situaciones en las que mi voz era silenciada, como si estuviera siendo disecado emocionalmente, mi espíritu encerrado en una exhibición insensible.
Madre, sé que la exposición era una representación artística de cómo el ser humano puede dañar el mundo y la naturaleza. Sin embargo, no pude evitar relacionar cada momento con nuestra relación y cómo me sentí afectada por tus miradas, acciones y palabras a lo largo de los años. Aunque sé que nadie es perfecto y que todos cometemos errores, siento que esta exposición capturaba cómo me sentía y me siento a veces: destruida y despojada de mi verdadera naturaleza, mi esencia, fue dañada por ti…
Te escribo esta carta no para herirte, sino para liberar lo que he guardado durante mucho tiempo. Tal vez podamos hablar sobre esto en algún momento, con la esperanza de que podamos sanar nuestras heridas y encontrar un camino hacia una relación más sana y constructiva.
Salome Herrón Fajardo.
Pontificia Universidad Javeriana
Artes escénicas
Clase: Ensamble escrituras
Profesora: María Adelaida Palacio Duque
Estudiante: Salomé Herrón Fajardo
Fecha: Tercer periodo del 2023